La carta de Santiago es una especie de "homilia, que contiene una serie de exhortaciones morales. Los temas expuestos se van sucediendo de manera bastante libre, a aveces por una semejanza verbal o por una antítesis.
El autos de esta Carta es identificado comunmente con Santiago, "el hermano del Señor" mencionado en Mt. 13. 55; Mc. 6. 3, que presidia de la comunidad de Jerusalen y ocupó un lugar relevante en la "asamblea" de los Apostoles.
Santiago insiste, sobre todo, en la necesidad de probar la autenticidad de la fe por medio de las "obras", haciendo fructificar "la palabra sembrada" en el corazon de los creyentes. A primera vista parece contradecir las enseñanzas de Pablo sobre la justificacion de la fe. Pero la diferencia entre ambos es mas aparente que real. En efecto, siempre que Pablo habla de la fe, se refiere a "la fe que opbra por medio del amor", como una respuesta a la palabra de Dios que compromete y transforma la vida del creyente. En este sentido, coincide perfectamente con Santiago.
Por otra parte, cuando Pablo habla de las "obras" se refiere a las observaciones de la ley de Moises, que los "judaizantes" consideraban necesarias para salvarse, mientras que Santiago piensa que los cristianos que hacen una profesion meramente verbal y exterior de su fe.
Y para el autor de esta Carta "la Ley por exelencia" conciste en el amor al prójimo.
Santiago denuncia abiertamente las desigualdades y las injusticias sociales. Su juicio no es menos severo cuando censura a las asamblea cristianas en las que se concede un lugar de privilegio a los ricos y se relega a los pobres. A fin de combatir estas discriminaciones, él se hace eco de la enseñanza de Jesus. "¿Acaso Dios no ha elejido a los pobres de este mundo para enriqueceros en la fe y hacerlos herederos del Reino?"
domingo, julio 27, 2008
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